El
fútbol, el fútbol, el fútbol… Este deporte se ha convertido para muchos de los
españoles en parte de nuestras vidas. El fútbol es “vivido” por millones de personas,
y para creer esto no hay más que fijarse en las ventas diarias del periódico
Marca, por ejemplo, o en las audiencias de los partidos de fútbol de primera
división. Es algo sobre lo que todo el mundo opina, vea los partidos o no los
vea (a todo el mundo le gusta dar su opinión), y que despierta verdadera
sensibilidad en el ser humano. No es raro oír discutir a dos personas sobre
fútbol y lo más normal es que lo hagan enfadadas. A mí, personalmente me gusta
discutirlo y me asombro ante la ignorancia de mucha gente en lo que respecta a este
tema.
Sin
embargo, ¿hacemos del fútbol más de lo que en realidad es? Esta pregunta es
interesante porque, efectivamente, se venden miles de ejemplares de periódicos
que hablan mayoritariamente sobre el fútbol, se televisan charlas sobre fútbol,
o se oyen por la radio, no hay ni un partido de primera división que no se
televise en el año, la gente paga dinerales para ir al estadio, y, lo peor de
todo, la gente se enfada por lo que pueda pasar en un partido de fútbol o, más,
aún, fuera de él, en el vestuario, por ejemplo. Un ejemplo de esto es el Real
Madrid: la gente monta sus teorías de si el Madrid juega bien, de si Mourinho
es un buen entrenador, y, más allá de si es buen entrenador, a la gente le
importa si da una buena imagen del Real Madrid o no.
Pero,
cuando vas al estadio y, sobre todo si estás en una posición privilegiada, ves
que no son más que 22 personas dando patadas a un balón. Recuerdo una
definición del fútbol que me dio un chaval de dos cursos más que yo hace cuatro
años: “El fútbol es dar patadas a una cosa esférica para meterla en una caja rectangular
con una telaraña al fondo.” El fútbol no da para tanto como cree la gente. Al
verlo en la tele lo vemos todo muy divinizado, vemos las repeticiones, los
gestos de cada jugador y de cada entrenador, cambiamos de perspectiva sin
movernos, etc. Sin embargo, y por mucho que nos enfademos, al poner los pies en
la tierra uno se da cuenta de que no tiene ninguna importancia.
No
obstante, no hay duda de que opinar es divertido y verlo, mucho más. Ojalá la
competencia de la gente fuese mayor al hablar de este tema.
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