“El
fútbol es un deporte de señores jugado por hooligans; el rugby es un deporte de
hooligans jugado por señores”. Esta frase se la oí decir a un sabio amigo mío
y, como siempre, me pareció muy cierta. Lo que parece un deporte de señores en
el que por un empujón se para el juego, es un deporte jugado por verdaderos
hooligans. No hay más que mirar a Fabio Coentrao, a Dani Alves, o a Víctor
Valdés. El rugby, sin embargo, es un deporte de hooligans, de mucho contacto,
pero al que jueqan los caballeros; no se protesta al árbitro y los jugadores
son muy educados. No hay más que mirar al mismísimo Johnny Wilkinson.
Y es
que, a parte de ser verdad, esa frase célebre tiene mucho fondo y se pueden
sacar ideas variadas de ella. Permitidme a mí, en estas líneas, enfocar el tema
hacia la idea de que el obrar sigue al ser. ¿Verdaderamente el obrar sigue al
ser? La afirmación inicial parece, en primera instancia, rebatir la idea de que
el obrar sigue al ser. Es decir, personas a las que se puede llamar
“caballeros” juegan a un deporte de hooligans, que es justo lo contrario a un
caballero. Dicho de otra manera, su obrar no sigue lo que son. E igual pasa con
los futbolistas.
¿Significa
esto que no es verdad que el obrar siga al ser? Pues no, no es lo que
significa; el obrar sí que sigue al ser. El problema es que nosotros nos
equivocamos al juzgar a cada uno de los deportes. Decimos que el fútbol es un
deporte de señores porque nos viene de familia o de oídas, y lo mismo con el
rugby. Pasa un poco como con una idea que salió en la exposición de filosofía
de si somos racistas inconscientemente. No sólo somos racistas
inconscientemente sino que discriminamos muchas otras cosas sin la intención de
hacerlo, porque nos viene dado.
Y esto
de que decimos las cosas porque las hemos oído, pasa, especialmente, con la
prensa. Muchas veces formamos nuestras opiniones con lo que leemos en el
periódico. Es alucinante la dictadura que tiene la prensa sobre las opiniones
de la gente. Un ejemplo clarísimo es el caso Guardiola. Al igual que la prensa
consigue que la gente no piense mal de Pep por irse ahora, podría conseguir
perfectamente que sí que lo hiciese, como hace con Mourinho.
En fin,
quizás tengamos que madurar y empezar a elaborar opiniones por nosotros mismos,
sin que nos lo diga nadie (no porque "se ha dicho de toda la vida").
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