martes, 15 de mayo de 2012

Sí bueno no...

Sí bueno no. Ha sido una temporada muy buena, esta del blog de filosofía, con las numerosas entradas que exponen, al gran público que tengo, algunas de mis más fuertes inquietudes. Quiero resaltar que sin ellos nada hubiese sido posible. Así pues, me gustaría dar muchas gracias a toda esa gente, en especial a mis padres, a mis hermanos, a mi familia, a Rubén, a Leiva, y a mis amigos y compañeros que me han acompañado y arropado en todo momento. Muchas gracias. Por supuesto, quisiera hacer una mención especial a mi entrenador, al preparador físico, y a todo el cuerpo técnico, ya que les debo gran parte de mi éxito a ellos. En cuanto al sitio, una pasada. El blogger estaba muy bien, la bola botaba de maravilla, y las condiciones eran óptimas. Creo que ninguno de los jugadores nos podemos quejar en este sentido, sino todo lo contrario, agradecérselo a la organización que ha realizado un trabajo estupendo durante todo el torneo. Poco más, ahora a disfrutarlo con la familia y con los amigos, y a esperar que en el fútbol lo hagamos muy bien también este verano.


La próxima temporada más y mejor. Muchas gracias.

Juan R.

Una Breve Historia De Casi Todo


Hace un par de semanas, emprendía la lectura de esta extensa obra, de casi quinientas páginas, esperando que me sorprendiera. Sin embargo, no ha sido así. Hoy he acabado de leerme el libro y la verdad es que no ha sido lo que me esperaba. No me ha contado nada nuevo, o no demasiado, sino que ha profundizado en ciertos puntos, ampliando así mi conocimiento de los mismos. No obstante, es un libro que me ha gustado y lo recomiendo, porque cuenta, a modo de historia, cómo y por qué, en lo que se refiere a la ciencia, estamos aquí, cosa que siempre me ha interesado (no creo en que la ignorancia sea la felicidad).

Tengo muy claro lo que más me ha impactado del libro, y que no sabía antes de leérmelo. En un momento determinado dice que todos los seres humanos compartimos el 99,9% de nuestros genes. Es decir, sólo hay un 0,1% en nosotros que nos diferencia del resto y nos da nuestra identidad. Cuando lo leí me pareció alucinante. Efectivamente, es ese 99,9% que tenemos que aprender de los demás y enseñar a los demás, y ese 0,1% que nos hace distintos, que basta para dejar de ser uno más, que dice quiénes somos, y con el que tenemos la posibilidad de cambiar el mundo. Ese 99,9% se manifiesta en la repetición de la historia, mientras que el 0,1% se manifiesta en el avance y el progreso de la humanidad, en los descubrimientos de Mendeleyev, de Einstein, de Lavoisier, de Lyell… Ese 0,1% es el talento que tiene cada uno, y con el que puede dar fruto o esconderlo. Todo el mundo lo tiene y, aunque se tiende naturalmente a no hacerle caso, puede suponer un avance histórico para la humanidad.

Juan R.

domingo, 13 de mayo de 2012

¿Pero por qué me sigues?


Cuando nos hacemos una cuenta de tuenti, o de facebook, una de las cosas que tenemos que hacer es poner un tick aceptando la política de privacidad, que dice que lo que pongamos nuestra cuenta es público. Veamos el siguiente ejemplo. Hace poco salió una noticia de diecinueve chavales a los que habían expulsado de su colegio por colgar fotos de sus profesores en tuenti. La pregunta es, ¿deberían quejarse los alumnos de que  no tienen derecho a coger esas fotos y utilizarlas en su contra? No, no se pueden quejar, ya que ellos, al firmar las condiciones han dicho que no les importa que lo que pongan ahí pueda ser visto por cualquiera. Otro ejemplo es el de una empleada a quien echaron del trabajo por colgar una foto en facebook con una jarra de cerveza. Una vez más, nos hacemos la pregunta, ¿se debería quejar de que utilicen esas fotos en su contra? ¿se debería quejar de que hayan atentado contra su intimidad? La respuestas es obvia: no. Independientemente de que no sea muy justo que le echen sólo por eso, esas fotos son para todo el mundo; ella ha aceptado que las pueda ver quien quiera.

Supongo que la mayoría de vosotros habréis visto Buscando a Nemo. Bueno, pues hay una escena muy divertida en la que Dori, el pez azul, le dice al padre de Nemo que le siga porque que ella sabe donde está el bote que se ha llevado a su hijo nemo. Este le sigue, pero al cabo de un rato, Dori se enfada, se da la vuelta y le dice que por qué le sigue. Dori tiene pérdidas de memoria a corto plazo.

Todo esto, sirve para explicar por qué no nos deberíamos quejar del BI. A nosotros se nos dió la oportunidad de estar o de no estar. Fuimos nosotros los que decidimos entrar, sabiendo todo lo que ello conllevaba. De hecho, hasta se nos dejó abandonar en los primeros meses. Pasa como con lo del tuenti y facebook: no nos podemos quejar porque nosotros dijimos que sí a todo esto. Y, por supuesto, hayamos la analogía perfecta en esa escena de Buscando a Nemo: parece que somos Dori, parece que tenemos pérdidas de memoria a corto plazo. Es decir, decimos “¡Machácame!” y, luego, cuando nos machacan, decimos, “¿Pero qué haces? ¿Por qué me machacas?”.

Esto no pretende, ni mucho menos, desanimar a nadie. Simplemente nos tenemos que dar cuenta de que hay que apechugar un poquito y cumplir con lo que decimos. Aunque esto sólo lo entenderán los que estuvieron en clase de filosofía el otro día, ¡hay que seguir el ejemplo de Ferre! Esforcémonos por una recompensa mayor.

Carlos T. y Juan R.

16 añitos


Interesante descripción de un adolescente por parte del gran Dani Martín:


16 añitos fiera
me creía el rey del mundo
con mi lema por bandera
lo que digan yo no escucho

No había nadie que pudiera lograr
que cambiara un poco el rumbo
con mi idea la primera
y que no agobiaran mucho

Y así fue
me revele contra todo hasta el sol
viviendo entonces una distorsión
y me enfadé con el mundo
malditos complejos que siempre sacan lo peor!

Pensé "en la fuerza estará lo mejor"
me disfrace de uno que no era yo
buscando esa firmeza
llegué a un lugar negro
pensé que eso era el valor

Y sufrí de tal manera
por dejar de ser quien era
por pensar que ser cobarde
era ser lo que creyera

Los valientes son los que son de verdad
y los fuertes ni sus guerras
los valientes los que saben llorar
con la cara descubierta

Y así fue
me revele contra todo hasta el sol
viviendo entonces una distorsión
y me enfadé con el mundo
malditos complejos que siempre sacan lo peor!

Pensé "en la fuerza estará lo mejor"
me disfrace de uno que no era yo
buscando esa firmeza
llegué a un lugar negro
pensé que eso era el valor..el valor...

y es mirarme ahora a la cara
y SER QUIEN SOY!

Y así fue
me revele contra todo hasta el sol
viviendo entonces una distorsión
y me enfadé con el mundo
malditos complejos que siempre sacan lo peor!

Pensé "en la fuerza estará lo mejor"
me disfrace de uno que no era yo
buscando esa firmeza
llegué a un lugar negro
pensé que eso era el valor

16 añitos fiera

Juan R.

miércoles, 9 de mayo de 2012

Fireproof


Hace poco vimos en clase una película llamada A Prueba de Fuego (Fireproof), cuyo protagonista es Kirk Cameron. Aunque su presupuesto salta a la vista que es bastante bajo, la recomiendo vivamente.

La película trata de un matrimonio difícil de sostener por diferentes razones. El caso es que el marido y la mujer (Caleb y Catherine) están constantemente peleándose y quejándose uno del otro. Hasta que un día la mujer dice que quiere divorciarse y el marido dice que por él perfecto. Pero el padre del varón va a su casa para hablar con él. Le pide que retrase el proceso de divorcio cuarenta días. Para esos cuarenta días, le da un libro escrito por él mismo en el que viene apuntada una tarea para cada día. Un día es no quejarse delante de Catherine, otro, decirle algo bonito, otro, llamarle al trabajo para ver que tal está y si necesita algo… Al vigésimo día, Caleb llama a su padre para decirle que no está funcionando, que se está esforzando por tratar bien a su mujer pero que ella es una desagradecida. Su padre le explica que no lo está haciendo bien, ya que el amor es dar sin esperar nada a cambio. Si de verdad la quiere, le debería dar sin esperar las gracias.

No voy a seguir contando porque no quiero fastidiarle más la película a quien no la haya visto, pero lo que ya he resumido sirve para obtener una muy buena lección en nuestras vidas. ¿Qué es el amor? ¿Qué es la caridad? ¿Qué es ser generoso? ¿Qué es ser una buena persona? Si lo pensamos bien, en la actualidad, siempre que hacemos algo por alguien es porque esperamos algo a cambio, porque nos sirve de algo, porque van a hablar bien de nosotros. Y por eso hay tanto divorcio hoy en día. Nos hemos olvidado de lo que es el amor. La gente ama por lo que va a recibir a cambio. El amor se ha convertido en una especie de moneda. Los matrimonios se separan porque, de repente, uno de los conyugues se da al otro y el otro no le hace caso, o no se entera, o no le entiende. Al ver el que da que ha dejado de recibir, se enfada y pide el divorcio.

Pero esto no debería ser así. El amor es dar sin esperar nada a cambio. Darse por amor. Esta idea es la que se tienen que meter en la cabeza los matrimonios de hoy en día: que amar es dar sin esperar ser amado, amar porque sí. Sólo con esta idea del amor, prosperarán los matrimonios, que dan la lugar a las familias, que son la base de la sociedad.

Juan R.

El Hombre en Busca de Sentido


La semana pasada terminé de leerme un libro titulado El Hombre En Busca De Sentido. En él, el autor, Victor E. Franklin, habla sobre el periodo de su vida en el que estuvo preso en un campo de concentración. Cuenta todo al detalle y hace ver al lector el dolor y el sufrimiento que la vida en estos campos de concentración supuso para los presos. En un punto determinado, llega a la conclusión que, a mí, más me gustó del libro. Dicho con mis propias palabras, dice que aun en condiciones como esas, en las que no se puede hacer nada sin el permiso de un oficial alemán, somos libres. Nos pueden quitar la familia, los amigos, los derechos, la comida, el agua, o incluso la vida, pero lo que nunca nos quitarán ni nos podrán quitar, es la libertad última.

Y es verdad, no hay nada que nos pueda quitar la libertad que poseemos para querer o no querer, obedecer o no obedecer... Es algo que nos viene dentro y que prevalece para siempre. No nos la pueden quitar porque no es material, no es de este mundo, sino que pertenece al campo de la metafísica. He aquí una vez más la evidencia de que existe lo inmaterial, de que no todo es materia, de que poseemos un alma.

Juan R.

domingo, 6 de mayo de 2012

"Se ha dicho de toda la vida"


“El fútbol es un deporte de señores jugado por hooligans; el rugby es un deporte de hooligans jugado por señores”. Esta frase se la oí decir a un sabio amigo mío y, como siempre, me pareció muy cierta. Lo que parece un deporte de señores en el que por un empujón se para el juego, es un deporte jugado por verdaderos hooligans. No hay más que mirar a Fabio Coentrao, a Dani Alves, o a Víctor Valdés. El rugby, sin embargo, es un deporte de hooligans, de mucho contacto, pero al que jueqan los caballeros; no se protesta al árbitro y los jugadores son muy educados. No hay más que mirar al mismísimo Johnny Wilkinson.

Y es que, a parte de ser verdad, esa frase célebre tiene mucho fondo y se pueden sacar ideas variadas de ella. Permitidme a mí, en estas líneas, enfocar el tema hacia la idea de que el obrar sigue al ser. ¿Verdaderamente el obrar sigue al ser? La afirmación inicial parece, en primera instancia, rebatir la idea de que el obrar sigue al ser. Es decir, personas a las que se puede llamar “caballeros” juegan a un deporte de hooligans, que es justo lo contrario a un caballero. Dicho de otra manera, su obrar no sigue lo que son. E igual pasa con los futbolistas.

¿Significa esto que no es verdad que el obrar siga al ser? Pues no, no es lo que significa; el obrar sí que sigue al ser. El problema es que nosotros nos equivocamos al juzgar a cada uno de los deportes. Decimos que el fútbol es un deporte de señores porque nos viene de familia o de oídas, y lo mismo con el rugby. Pasa un poco como con una idea que salió en la exposición de filosofía de si somos racistas inconscientemente. No sólo somos racistas inconscientemente sino que discriminamos muchas otras cosas sin la intención de hacerlo, porque nos viene dado.

Y esto de que decimos las cosas porque las hemos oído, pasa, especialmente, con la prensa. Muchas veces formamos nuestras opiniones con lo que leemos en el periódico. Es alucinante la dictadura que tiene la prensa sobre las opiniones de la gente. Un ejemplo clarísimo es el caso Guardiola. Al igual que la prensa consigue que la gente no piense mal de Pep por irse ahora, podría conseguir perfectamente que sí que lo hiciese, como hace con Mourinho.

En fin, quizás tengamos que madurar y empezar a elaborar opiniones por nosotros mismos, sin que nos lo diga nadie (no porque "se ha dicho de toda la vida").

No es para tanto


El fútbol, el fútbol, el fútbol… Este deporte se ha convertido para muchos de los españoles en parte de nuestras vidas. El fútbol es “vivido” por millones de personas, y para creer esto no hay más que fijarse en las ventas diarias del periódico Marca, por ejemplo, o en las audiencias de los partidos de fútbol de primera división. Es algo sobre lo que todo el mundo opina, vea los partidos o no los vea (a todo el mundo le gusta dar su opinión), y que despierta verdadera sensibilidad en el ser humano. No es raro oír discutir a dos personas sobre fútbol y lo más normal es que lo hagan enfadadas. A mí, personalmente me gusta discutirlo y me asombro ante la ignorancia de mucha gente en lo que respecta a este tema.

Sin embargo, ¿hacemos del fútbol más de lo que en realidad es? Esta pregunta es interesante porque, efectivamente, se venden miles de ejemplares de periódicos que hablan mayoritariamente sobre el fútbol, se televisan charlas sobre fútbol, o se oyen por la radio, no hay ni un partido de primera división que no se televise en el año, la gente paga dinerales para ir al estadio, y, lo peor de todo, la gente se enfada por lo que pueda pasar en un partido de fútbol o, más, aún, fuera de él, en el vestuario, por ejemplo. Un ejemplo de esto es el Real Madrid: la gente monta sus teorías de si el Madrid juega bien, de si Mourinho es un buen entrenador, y, más allá de si es buen entrenador, a la gente le importa si da una buena imagen del Real Madrid o no.

Pero, cuando vas al estadio y, sobre todo si estás en una posición privilegiada, ves que no son más que 22 personas dando patadas a un balón. Recuerdo una definición del fútbol que me dio un chaval de dos cursos más que yo hace cuatro años: “El fútbol es dar patadas a una cosa esférica para meterla en una caja rectangular con una telaraña al fondo.” El fútbol no da para tanto como cree la gente. Al verlo en la tele lo vemos todo muy divinizado, vemos las repeticiones, los gestos de cada jugador y de cada entrenador, cambiamos de perspectiva sin movernos, etc. Sin embargo, y por mucho que nos enfademos, al poner los pies en la tierra uno se da cuenta de que no tiene ninguna importancia.

No obstante, no hay duda de que opinar es divertido y verlo, mucho más. Ojalá la competencia de la gente fuese mayor al hablar de este tema.

jueves, 3 de mayo de 2012

Y comieron perdices


La humanidad ha contado historias desde siempre. Se han inventado héroes, villanos, monstruos, dioses, criaturas fantásticas. Es una afición que nos viene desde siempre y que la tiene todo el mundo. A todos nos gustan las historias. Al que no le gusta leer no es porque no le guste lo que se cuenta en los libros sino por la pereza que da ponerse, y el tiempo que lleva. Sin embargo, la aparición de las películas ha vuelto a demostrar la afición de la gente por las historias.

La pregunta es, ¿por qué nos gustan tanto? La mayoría son ficticias, son invenciones y, aunque algunas tienen su moraleja, hay muchas otras que no la tienen. Pues lo cierto es que lo que buscamos en las historias no es la realidad, sino justo lo contrario. Buscamos ser abstraídos del mundo en el que vivimos para pasar a formar parte de un mundo distinto, de aventura, de terror, cómico, trágico, dramático. Las historias nos hacen olvidar por unos instantes nuestros problemas e inquietudes de cada día.

Pero, más importante que esto es que en las historias nos vemos reflejados nosotros mismos. Percibimos una cierta similitud entre los personajes y nosotros, y buscamos de esta manera conocernos y comprendernos mejor, aprender de errores antes de cometerlos, buscamos un modelo de vida, buscamos sentido.

Juan R.

En las nubes...


Las nubes. ¡Qué cosas tan asombrosas! Enormes masas de agua flotando en el cielo y aportando una estética a veces horrorosa y a veces maravillosa al paisaje que nuestros ojos perciben. Cada cual con su forma cambiante, con su contraste de blancos y grises…

Me impacta la capacidad que tienen las nubes para entretener al ser humano. Es bien sabido que una forma de descanso, de pereza, de no querer hacer nada, de tener que trabajar y no querer hacerlo, de “echarse la modorra”, es mirando a las nubes.

¡Cómo nos entretenemos con ellas! Mirando y opinando sobre las figuras que forman, pensando de donde vendrán y a donde irán, recorriendo con la vista toda su superficie, desde la parte más oscura hasta el casi transparente vapor que se observa en su contorno, comparándola con la estela que dejan los aviones al rasgar el manto azul que constituye el cielo…

Escribiendo esto, he comprobado el grado de absurdez al que puedo llegar. Es decir, ¡he escrito todo eso sobre las nubes! Está claro que cuando uno está en las nubes y no sabe qué escribir, puede salir de todo. Cosas sin sentido alguno, pero de todo. Esta entrada ha salido del cielo. A mí me gusta, sobre todo porque no he tenido que pensar.

La verdad es que ahora que lo leo, creo que si me esmerase, podría sacar un buen artículo sobre las nubes. Pero claro, sería un artículo en el que no creo en lo que digo para nada, un artículo lleno de pistos, de lanzamientos desde la líneas de tres. ¿Es eso lo que hacen los columnistas de los periódicos? ¿Es eso lo que hacen los alumnos de D. Javier en sus blogs de filosofía? Pues igual sí, pero bueno, voy a dejar de escribir que estoy demasiado empanado.

Juan R.

martes, 1 de mayo de 2012

Rebeldía


No sé sobre qué escribir. Don Javier ha dicho que queda prohibido escribir más posts diciendo esto, pero yo acabo de estar en Bilbao y vengo con la vena vasca muy subidita de tono. ¿Cómo que no digamos que no sabemos sobre qué escribir? ¿Y si es verdad? ¿Qué pasa, que ahora ya no hay que decir la verdad? Antes, todo muy bien, “decid la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad” y ahora llega el blog de filosofía y ¿cambio de paradigma o qué?: “No digáis la verdad”. Pues Don Javier, no me coja la entrada, pero llevo sólo cinco y yo no sé sobre qué escribir. Y aupa Athletic.

Juan R.

Una explosión de sentimientos encerrados


Yo soy un forofo de la música. Y tanto, que el otro día les dije a mis padres que iba a ser productor de música de mayor, a lo que me respondieron: “Bueno, tú primero haz una carrera y luego ya veremos…” Pero es que lo que me gusta de verdad es la música. Y me diréis que a mucha gente le gusta la música, pero para mí es algo indispensable en el día a día. Es como una droga, es algo que me llega al oído de una forma fuera de lo estimulado, es una auténtica explosión de sentimientos encerrados. Me parece increíble el ser sensibles a una sucesión de sonidos.

Pero, a mí no sólo me gusta escuchar música, sino que también tengo curiosidad por saber quién es el autor de la canción que estoy escuchando, qué otras canciones tiene, quiénes son los músicos, su productora, qué instrumentos tocan, si meten cuerda, si meten vientos, cómo son sus directos, qué vida llevan, de donde vienen, si son de buena familia, si son de la calle…

Todo esto, al no ser propio de mucha gente, me hace un friki del tema. Y lo soy, pero lo soy porque quiero serlo, porque me gusta serlo, porque disfruto siéndolo, porque me lo paso bien. Y, por eso, ser friki no es algo malo. Hace poco estuve en Bilbao e iba con una persona (joven pero no tanto) que es biólogo, que se paraba continuamente por la calle a examinar las plantas que se encontraba, y realmente le fascinaban, se divertía observando sus propiedades y peculiaridades. Como podéis imaginar, a mí esto me parecía bastante raro. Sin embargo, me dijo un amigo mío, “Debe ser flipante tener un hobby así. Te diviertes y eres feliz con nada, viendo plantas. Da igual ser friki, si en el fondo todos somos frikis en algo”

Y es que así es; si al final todos somos frikis y, quien no lo es, lleva una vida muy aburrida, no se divierte ni la mitad que los que están obsesionados con algo. Está claro que hay aficiones más normales que otras, pero al final, si no nos salimos fuera de lo normal, ¿con que nos divertimos?

En esta vida, sin dejar de tener amigos y llevarse con mucha gente, hay que ser frikis.

Juan R.

Esto suena muy cursi


Hace unos meses, vino a clase el primo de un compañero nuestro, que había estudiado en Retamar y que luego se fue a Estado Unidos. Nos contó que él siempre había sido un estudiante brillante y que siempre había querido ser el mejor en lo que respecta a lo académico. Y, de hecho, era el mejor; sacaba unas notas espectaculares y tenía una pasión por saber que no tenía nadie.

Sin embargo, explicó que estas notas y esta pasión por saber, siempre las quiso para mejorar su “status” (como lo llamaba él). Es decir, quería buenas notas para entrar en las mejores universidades, o para ganar concursos y premios o para que dijeran de él que era un crack. Cuando se fue a EEUU, estuvo en un colegio de mucho prestigio. “Tú vas con la gorra de ese colegio por la calle y la gente te mira con respeto”, comentaba. Y esto a él le gustaba mucho. Sin embargo, tras un tiempo allí, se paró a pensar y se dijo a sí mismo, “Y, todo lo que gane, el dinero, el status, ¿con quién lo voy a compartir?”. Se había dado cuenta de que sí, podía llegar muy alto en la vida, pero le faltaba amor, amistad, lo cual es lo único que nos llena de verdad en la vida. En la práctica, es indudable que el hombre busca la felicidad, y este chaval se dio cuenta de que esta felicidad no te la da el status ni el dinero, sino la amistad y el amor.

Suena muy cursi, pero esto es totalmente veraz. Podemos sacar muy buena media, entrar en la mejor universidad, ganar olimpiadas, sacar mejor nota que el de al lado, pero, si no tenemos amigos, y amigos de verdad con los que tenemos un trato frecuente, todo lo demás no sirve de nada. Hacer todo eso está muy bien, pero sin amistad, no vamos a ninguna parte en este mundo. Mucho más importante que las notas es el trato con la gente, con todo el mundo.

Juan R.

viernes, 27 de abril de 2012

Érase una vez...

La humanidad ha contado historias desde siempre. Se han inventado héroes, villanos, mounstros, dioses, criaturas fantásticas, etc. Hoy en día, no sólo hay novelas y obras de teatro que cuentan historias, sino incluso películas. Pero, ¿por qué nos gustan tanto las historias? Aunque mucha gente no lee (muchas veces por la pereza que da ponerse), a todo el mundo le gustan las películas. Unos prefieren unas a otras, pero todos disfrutan de determinadas películas. Sin embargo, la gran mayoría de estas historias son ficticias; lo que parece ser el salón de una casa o un balcón no es más que un estudio de grabación. Pero, aún sabiendo que no son reales, a la gente le gustan. Y es que lo que buscamos en las historias no es la realidad, sino justo lo contrario. Buscamos ser abstraídos del mundo en el que vivimos para pasar a formar parte de un mundo distinto, de aventura, de terror, cómico, trágico, dramático. Las historias nos hacen olvidar por unos instantes nuestros problemas e inquietudes, y creo que esta es la razón por la que nos gustan tanto.

jueves, 26 de abril de 2012

¡Cómo me gustaría vivir para toda la vida en esta canción!


Yo soy un forofo de la música. Y tanto que no pasa un día entero sin que haya escuchado al menos una canción (elegida por mí). Y, en los últimos meses, me he dado cuenta de que la música despierta verdaderas sensaciones en el ser humano. Hay canciones que provocan alegría, otras éxtasis, otras emoción, otras tristeza. Y no solamente por la melodía, sino también por la letra. Siempre hay una parte que más te gusta en una canción (cualquiera que escuche música con frecuencia sabe a lo que me refiero). Es interesante ver como, sin explicarnos por qué, somos sensibles a una sucesión de sonidos.  Personalmente, recomiendo a todos que escuchéis buena música. Como dirían en los tests de la CAM, escuchar buena música es al oído como comer chuches es al gusto.

Juan R.

lunes, 23 de abril de 2012

Speaking English


Today, I’m going to talk about languages. And to change a bit and break the status quo, I’ve decided that I’m going to write in English, which, as we all know, is a language, indeed. For the last two years of my life, that is 9th and 10th grade, I’ve been living in the US. As you can imagine, after so much time there, I’ve come to speak English just as fluently as Spanish. Even though before I could manage to speak English and understand it, it had nothing to do with what it’s like today. Now, I can perfectly think in English and I don’t understand it by translating from Spanish. In fact, I’m very bad at translation. I know words in English that I don’t know how to say in Spanish. Anyways, the point is that the way that learning a language works in our heads is very interesting. When I was young I could not say a single word in English and now the whole language is in my head. It’s as if in ten years time I’m writing this article in Chinese just as fast as I’m writing it now. I’m amazed at the capacity of the human being to store so much information in the brain.

¿Por qué? ¿Por qué los sugus de piña son azules?

¿Por qué? ¿Por qué los sugus de piña son azules? Me parece una pregunta muy inteligente por parte del señor Mourinho. La piña es amarilla por dentro y marrón y verde por fuera. Vale, amarillo ya hay (el de limón), pero ¿por qué no son de color marrón o de color verde? Desde luego serían mucho más apropiados para el sabor del sugus en cuestión. Sin embargo, nadie me ha sabido responder a esta pregunta, ni el más adicto a los sugus. Parece una tontería pero es que muchas veces hacemos las cosas sin importarnos el por qué de ellas. Puede ser que la ignorancia sea la felicidad pero nos tenemos que dar cuenta de que para descubrir algo en este mundo no hay más que preguntarse la razón de ser de lo más absurdo. Es decir, ¿cómo descubrió Newton la gravedad? ¡Pues preguntándose por qué caía una manzana de un árbol! Está claro que no vas a cambiar el mundo por descubrir la razón de que los sugus de piña tengan un envoltorio azul, pero si todos fuésemos con esa mentalidad que tienen José y Newton, sí que saldríamos en más de una revista y noticia.


miércoles, 18 de abril de 2012

Ya lo haré...

Es miércoles 18 de abril y son las 21:05. Llevo veinte días con esto en la cabeza: "Tengo que hacer el blog". Sin embargo, el no hacerlo no ha sido problema de tiempo, ya que, durante las vacaciones, tuve más que suficiente. Más bien ha sido un problema de pereza, de decirme a mí mismo: "Ahora no, si hay tiempo. Ya lo haré". Ahora, con veinte días para hacer trece buenas entradas es cuando pienso: "Debería haberlo hecho antes. Una vez más, tendré que agobiarme."

Y es que a muchos de nosotros nos pasa esto a menudo. Vemos que hay tiempo para hacer las cosas y cuando menos nos lo esperamos, ese tiempo se nos ha ido, y algo que podíamos haber hecho hace tres semanas tranquilamente, lo hacemos la última noche, agobiados y mal. Llegamos al último día y nos quejamos de lo mucho que tenemos que estudiar cuando realmente hemos tenido tres semanas para hacerlo.

Sin embargo, aunque nos demos cuenta de esto, no mejoramos en la siguiente ocasión. Nos pasa lo que dice Miguel Leiva en una de sus canciones: "Amamos lo que perdimos, queremos lo que envena. Y así nunca nos salen las cuentas." Sabemos que nos agobiaremos, que no nos dará tiempo, que acabaremos sin dormir y haciéndolo mal, y, sin embargo, seguimos diciendo, "Ya lo haré...".

En fin, igual es hora de sufrir menos y hacer las cosas bien.



Juan R.