martes, 1 de mayo de 2012

Una explosión de sentimientos encerrados


Yo soy un forofo de la música. Y tanto, que el otro día les dije a mis padres que iba a ser productor de música de mayor, a lo que me respondieron: “Bueno, tú primero haz una carrera y luego ya veremos…” Pero es que lo que me gusta de verdad es la música. Y me diréis que a mucha gente le gusta la música, pero para mí es algo indispensable en el día a día. Es como una droga, es algo que me llega al oído de una forma fuera de lo estimulado, es una auténtica explosión de sentimientos encerrados. Me parece increíble el ser sensibles a una sucesión de sonidos.

Pero, a mí no sólo me gusta escuchar música, sino que también tengo curiosidad por saber quién es el autor de la canción que estoy escuchando, qué otras canciones tiene, quiénes son los músicos, su productora, qué instrumentos tocan, si meten cuerda, si meten vientos, cómo son sus directos, qué vida llevan, de donde vienen, si son de buena familia, si son de la calle…

Todo esto, al no ser propio de mucha gente, me hace un friki del tema. Y lo soy, pero lo soy porque quiero serlo, porque me gusta serlo, porque disfruto siéndolo, porque me lo paso bien. Y, por eso, ser friki no es algo malo. Hace poco estuve en Bilbao e iba con una persona (joven pero no tanto) que es biólogo, que se paraba continuamente por la calle a examinar las plantas que se encontraba, y realmente le fascinaban, se divertía observando sus propiedades y peculiaridades. Como podéis imaginar, a mí esto me parecía bastante raro. Sin embargo, me dijo un amigo mío, “Debe ser flipante tener un hobby así. Te diviertes y eres feliz con nada, viendo plantas. Da igual ser friki, si en el fondo todos somos frikis en algo”

Y es que así es; si al final todos somos frikis y, quien no lo es, lleva una vida muy aburrida, no se divierte ni la mitad que los que están obsesionados con algo. Está claro que hay aficiones más normales que otras, pero al final, si no nos salimos fuera de lo normal, ¿con que nos divertimos?

En esta vida, sin dejar de tener amigos y llevarse con mucha gente, hay que ser frikis.

Juan R.

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