jueves, 3 de mayo de 2012

Y comieron perdices


La humanidad ha contado historias desde siempre. Se han inventado héroes, villanos, monstruos, dioses, criaturas fantásticas. Es una afición que nos viene desde siempre y que la tiene todo el mundo. A todos nos gustan las historias. Al que no le gusta leer no es porque no le guste lo que se cuenta en los libros sino por la pereza que da ponerse, y el tiempo que lleva. Sin embargo, la aparición de las películas ha vuelto a demostrar la afición de la gente por las historias.

La pregunta es, ¿por qué nos gustan tanto? La mayoría son ficticias, son invenciones y, aunque algunas tienen su moraleja, hay muchas otras que no la tienen. Pues lo cierto es que lo que buscamos en las historias no es la realidad, sino justo lo contrario. Buscamos ser abstraídos del mundo en el que vivimos para pasar a formar parte de un mundo distinto, de aventura, de terror, cómico, trágico, dramático. Las historias nos hacen olvidar por unos instantes nuestros problemas e inquietudes de cada día.

Pero, más importante que esto es que en las historias nos vemos reflejados nosotros mismos. Percibimos una cierta similitud entre los personajes y nosotros, y buscamos de esta manera conocernos y comprendernos mejor, aprender de errores antes de cometerlos, buscamos un modelo de vida, buscamos sentido.

Juan R.

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