La
humanidad ha contado historias desde siempre. Se han inventado héroes,
villanos, monstruos, dioses, criaturas fantásticas. Es una afición que nos
viene desde siempre y que la tiene todo el mundo. A todos nos gustan las
historias. Al que no le gusta leer no es porque no le guste lo que se cuenta en
los libros sino por la pereza que da ponerse, y el tiempo que lleva. Sin
embargo, la aparición de las películas ha vuelto a demostrar la afición de la
gente por las historias.
La
pregunta es, ¿por qué nos gustan tanto? La mayoría son ficticias,
son invenciones y, aunque algunas tienen su moraleja, hay muchas otras que no
la tienen. Pues lo cierto es que lo que buscamos en las historias no es la
realidad, sino justo lo contrario. Buscamos ser abstraídos del mundo en el que
vivimos para pasar a formar parte de un mundo distinto, de aventura, de terror,
cómico, trágico, dramático. Las historias nos hacen olvidar por unos instantes
nuestros problemas e inquietudes de cada día.
Pero,
más importante que esto es que en las historias nos vemos reflejados nosotros
mismos. Percibimos una cierta similitud entre los personajes y nosotros, y
buscamos de esta manera conocernos y comprendernos mejor, aprender de errores
antes de cometerlos, buscamos un modelo de vida, buscamos sentido.
Juan R.
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